(gr. «gran comedor») : son células del sistema inmunitario que se localizan en los tejidos. Proceden de células precursoras de la médula ósea que se dividen dando monocitos (un tipo de leucocito), que tras atravesar las paredes de los capilares y penetrar en el tejido conjuntivo se convierten en macrófagos.
Función de los macrófagos
Fagocitosis: la función principal de los macrófagos es la de fagocitar (absorber, comer) todos los cuerpos extraños que se introducen en el organismo como las bacterias y sustancias de desecho de los tejidos. Los macrófagos son fagocitos junto con los neutrófilos y otras células.
Inflamación: Los macrófagos forman parte del Sistema inmunitario innato, es decir, inician una respuesta natural contra los microorganismos y participan en gran medida de la respuesta inmune innata a infecciones gracias a sus receptores carroñeros.
Presentación de antígenos: cuando los macrófagos fagocitan un microbio, procesan y sitúan sus antígenos en la superficie externa de su membrana plasmática, donde serán reconocidos por los linfocitos T colaboradores; tras el reconocimiento, los T producen linfoquinas que activan a los linfocitos B. Los linfocitos B activados producen y liberan anticuerpos específicos a los antígenos presentados por el macrófago. Estos anticuerpos se adhieren a los antígenos de los microbios o de células invadidas por el virus y así atraen con mayor avidez a los macrófagos para fagocitarlos.
Reparación de tejidos: Los macrófagos además ingieren células muertas del anfitrión y participan en la reparación de tejidos dañados tras la reacción inmunitaria.
Hemostasia: el macrófago produce una serie de sustancias que participan en la coagulación.