El uso de las Microalgas como fuente de proteínas y vitaminas data desde antes de la historia escrita, destacándose entre ellas la Spirulina, que es una cianophyceae fotosintética pluricelular de la familia oscilareaceas, es muy antigua en nuestro planeta pues su descubrimiento data del Precambio, siendo los únicos seres vivientes entre uno y tres millares de millones de años.
El consumo de la Spirulina es una practica milenaria en ciertas regiones tropicales donde la población vivía cerca de acuatorios naturales con altas concentraciones de bicarbonato.
Cuando se inició el proceso de conquista y colonización por los Españoles en el antiguo Imperio Azteca, los nativos incluían en su dieta una especie de espuma verde azulada que abundaba en la superficie del lago Texcoco, sobre la que estaba asentada la ciudad de Tenochtitlán, donde actualmente se encuentra la Ciudad de México. Los aztecas llamaban a este alimento Tecuaithal el cual era incluido en su dieta diaria. En 1964 una expedición transahariana organizada en Bélgica descubrió unas algas azules que cubrían las márgenes del lago Chad. Uno de los botánicos de la expedición, Leonard, se fijó en las curiosas tortas de algas azules que se vendían en los mercados, tortas que se hacían en los alrededores de este lago por la tribu de los Kanebú y a la cual los nativos denominaban Dihe y que consumían en el 70% de su dieta, los miembros de esta tribu diferían en su constitución física del resto de otras tribus.